miércoles, 31 de enero de 2007

de cómo cada cosa a cada cual, y a cada tiempo

para entender esta historia, es necesario saber que me apellido Verrastro.


Fue un verano raro.
Lindo, pero raro.


Nos dedicábamos a leer. Estábamos en Villa Gesell con mi prima. Nos levantábamos temprano, íbamos a los negocios de libros usados, dábamos vueltas y vueltas, elegíamos un par de libros y nos tirábamos en la playa a devorarlos. Después, los intercambiábamos. Y volvíamos a empezar.

Hubiese sido todo más o menos normal, pero a mí se me metió en la cabeza, después de una larga conversación sobre escritores alemanes con mi prima, que los estudió exhaustivamente junto con el idioma en la secundaria, leer El lobo estepario, de Herman Hesse.

En nuestra siguiente visita a las librerías, lo busqué particularmente.
No, entre los libros a la vista no estaba.
Me acerqué al mostrador con El beso de la mujer araña en la mano y le pregunté a un chico que estaba atendiendo si lo tenía.
"No, se acaban de llevar el último que había".

Ya había pagado, y me estaba yendo, cuando un viejo bajó una escalera que estaba en local y me llamó...
"Ey! vos estabas buscando El lobo estepario, ¿no?. Tengo uno arriba, en mi casa, lo subí para envolverlo porque es viejo y acá toquetean todo, y siempre me olvido de bajarlo... Medio que me encariñé. ¿Lo vas a cuidar?, si lo vas a cuidar te lo bajo". Medio atontada le contesté que sí, que claro que lo iba a cuidar.
Nos quedamos esperando a que volviera. "Te lo voy a dejar baratito, me caes simpática. Lo acabo de envolver, esta sanito por adentro, no te preocupes".

Como estaba envuelto, no lo pude hojear. Empecé por El beso de la mujer araña, y no se bien por qué, no abrí la envoltura del Lobo hasta que decidí leerlo.

En las 3 primeras hojas decía

Desde ese momento supe que mi relación con ese libro iba a ser especial. Me lo tragué en un día, casi sin masticarlo.


Cuando volví a Buenos Aires, le pregunté a mi abuela si sabía quién era. Me dijo que no, que no sabía.

Este verano, cuatro años después, me agarraron ganas de releerlo.
Me lo traje a España, a la casa de mi papá.

Hoy, en el instante en que estaba leyendo la última página, sonó el teléfono. Estaba sola, así que me tuve que levantar a atender.
Era mi abuela.
Quería saber como se llamaba la persona esa que estaba escrita en el libro, si me acordaba, que había encontrado una carta de mi abuelo, fallecido hace más de 15 años, a una tía que ella no conocía, una tal Elsa.


Una relación muy especial.

lunes, 29 de enero de 2007

Conservación de los recuerdos

Los famas para conservar sus recuerdos proceden a embalsamarlos en la siguiente forma: Luego de fijado el recuerdo con pelos y señales, lo envuelven de pies a cabeza en una sábana negra y lo colocan parado contra la pared de la sala, con un cartelito que dice: «Excursión a Quilmes», o: «Frank Sinatra».
Los cronopios, en cambio, esos seres desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio y cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y le dicen: «No vayas a lastimarte», y también: «Cuidado con los escalones.» Es por eso que las casas de los famas son ordenadas y
silenciosas, mientras en las de los cronopios hay una gran bulla y puertas que golpean. Los vecinos se quejan siempre de los cronopios, y los famas mueven la cabeza comprensivamente y van a ver si las etiquetas están todas
en su sitio.

sábado, 27 de enero de 2007

pequeñas delicias de la vida conyugal (de mi padre)

ODIO QUE USES MIS COSAAAAAAAAAAAASSSSS

sobre todo si no las pedís

Y ENCIMA FUMÁS Y ME LAS LLENAS DE OLOR Y NO SE VA MÁS DE UNA BUFANDA Y MENOS SI ES DE TELAR Y CADA VEZ QUE LA LAVÁS SE ARRUINA MÁS, NO ENTENDÉS?????????????????





aaaaaaaaaaaaaaaaaaaajjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjj

ódiote bastante demasiado un montón

viernes, 26 de enero de 2007

Hubo un tiempo en que las hadas poblaban los cielos y las serpientes los prados. Ese equilibrio duró hasta que las serpientes desarrollaron alas y alzaron vuelo. Entonces, las hadas huyeron a refugiarse en la tierra y de este modo fueron perdiendo la capacidad de volar.



Ese pequeño conflicto se vió resuelto cuando apareció el hombre y acabó con hadas y serpientes aladas.

lunes, 22 de enero de 2007

Presente

De nuevo perdí a ruta,
navego por los desiertos,
camino por mares muertos,
la noche entera se enluta
El sol se metió en su gruta,
los mares se hunden mojados
yo soy un nervio de atados
un llanto largo y profundo
no sé porque me confundo
con tus amores cansados
no sé porque es más díficil hablarte cuando me escuchás

De noche muestra la luna
su rostro alumbrado y triste
el cielo al fin se desviste
la muerte mece su cuna
Que al fin la mala fortuna
se vaya a dormir una rato
se quite traje y zapatos y olvide de mi existencia
que yo frente a su sentecia declaro mi desacato
más de cuatro años esperando esto, más de un día de viaje sólo para verte, más de un te extraño que SIEMPRE se va a quedar del otro lado del mar

La vida es viaje fecundo,
es puentes hacia los otros
volaste el que había en nosotros
te fuiste por esos mundos
y no es que te olvidaste del nuestro, es que no te querías acordar, no querés llorar

El frio cayó rotundo
su olvido mostró los dientes
no sabes como se siente tener este miedo mudo
pasado el sueño a futuro no sé vivir el presente

un presente con principio y final, que se acaba, y que no vuelve, que no hay que dejar pasar, y que, aunque sea a la fuerza, hay que exprimirlo, porque este presente tiene que alcanzar para todos los presentes de mi vida