domingo, 29 de noviembre de 2009

de los sueños hay que hacerse cargo.

Como trenes que pasan en la noche
-lejanos, fugaces, incendiados-
así son los sueños:
algo que se espera y se espera
y cuando, al fin, llegan
no hay apeadero
desde donde subirse a ellos,
y pasan -fugaces, incendiados-
como cometas
sin asidero, luminosos, ciegos.

Eso es vivir: tejer la nada
del pasado con la nada del futuro
con la lanzadera de los sueños.



(pero el tren siempre
encuentra andén
donde parar).

martes, 17 de noviembre de 2009

hormigas en el café con leche.

te lo dije. te pedí que no me miraras. te lo dije subrayado y en negrita: no me mires. pensé que con eso iba a alcanzar. durante mucho tiempo pensé que con eso era suficiente. hasta que un día te descubrí mirándome con los ojos cerrados. te habías armado de un inventario para mirarme sin que nadie -ni siquiera vos- se diera cuenta: de reojo, con la nuca, con las manos. me mirabas con la piel. yo pidiéndote que no me miraras y vos me respirabas. vos me respirabas, yo te había pedido que no me mires, y todavía había algo peor: ese mismo día te había pedido, también, que no me quieras.