Cuando Julio se murió, los abuelos decidieron que con la plata que él había ahorrado hasta el momento, iban a comprar rosales. Los plantaron en su jardín.
Hace un par de días, fuimos con mamá a correr a los bosques de Palermo. Entramos al Rosedal a chusmear, y ahí mamá me contó que el día que ella cumplió quince años, en la fiesta, que era en el jardín de los abuelos, los rosales estaban todos en flor.
Ayer, se cumplieron 31 años de rosas, pero sin Julio.
viernes, 5 de octubre de 2007
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