martes, 9 de octubre de 2007

para no perder la costumbre, hemos sumado una nueva anécdota a mi problemita con las agujas.
esta vez, a diferencia de las otras, no sólo hice el espectáculo al que mi entorno ya se encuentra acostumbrado, sino que por primera vez (esperemos que no se repita) logré escaparme (vergonzosa y escandalosamente, vale aclarar) del quirófano.

ahora, la muela sigue estando en mi boca, los medicamentos en mi cuerpo multiplíquenlos por algún número que se les ocurra, y mis horas de no-sueño son alarmantemente muchas.
mis opciones ahora, son morirme de una infección (o de intoxicación), viajar a la plata a que me hipnoticen con electrodos antes de pincharme (no pregunten), o viajar a estados unidos a que me duerman con óxido nitroso. o seguir rogándoles a los señores cirujanos que me la saquen sin anestesia, hasta convencer a alguno.
si alguien conoce alguna otra alternativa, soy toda oídos y dolor de muela.



p.d. sin relación al tema: ¿estarás hablando de mí?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

no, estoy hablando de una señorita que odia los paraguas y por su culpa ayer me mojé muy mucho.
:)

Tatiana Julia Verrastro Slaibi dijo...

ja!
yo ya sabía igual.
sólo quería que confesaras.
además, para tu informamiento, soy re amiga de uno verde que es lo más para hacer sinfines con biombo en imagen. lo más. sólo los odio cuando llueve.