martes, 29 de julio de 2008
lunes, 28 de julio de 2008
de haberlo sabido antes.
nunca te desnudes frente a espejos que deforman.
un espejo de Tatiana Julia Verrastro Slaibi - 00:33
lunes, 21 de julio de 2008
sobredosis de soledad.
acabo de pasar casi diez horas durmiendo en la sala de espera de una clínica, despertándome de a ratos para que me pongan gotas y hagan cosas con mis ojitos. este fin de semana se murió clarita, y el 16 ilan, el hijo de caro. también cumplí años, y me regalaron un libro de música que pensé que era una porquería y ahora no puedo dejar de leer (ahora ahora no, porque hoy no pude leer nada por las gotitas, pero ayer sí leí). tengo que seguir yendo a lo de mi tía, ya estoy cansada de eso. abandoné a mi alumnito, espero no tener problemas. tengo ropa nueva, y que ir ya a averiguar por las clases de canto. también tengo que llamar a juan para cambiar el horario de piano, porque no llego ni ahí al hospital. tengo que hablar con natalín del trabajo del viernes que fue una porquería, tengo que avisarle a la gente de coro que el del dos es mi último concierto. tengo que aprenderme el texto de teatro que no tiene ganas de entrar en mi cerebro, tengo que ajustar la serie de movimientos, tengo que buscar la canción sirenesca que quiere josé que cante. tengo que hacer la tarea de música y ponerme las pilas con las golondrinas. tengo que dejar a mi psicóloga y a mi nutricionista, estoy perdiendo el tiempo. tengo que dejar de caminar abajo de la lluvia sin paraguas cuando no vuelvo hasta dentro de un montón a mi casa y no tengo ropa para cambiarme. no puedo dejar de escuchar ciertas canciones una y otra y una y otra vez. tengo que salir ur gen te de la posición en la que estoy, e ir a alguna donde no me duela, no tanto por lo menos. tengo miedo, pánico, terror y susto acerca de mi próximo cuatrimestre. tengo dos situaciones con dos personas que me están lastimando y no sé que hacer para cambiarlas, mal ahí. ya no sé si tomar la vitamina o no tomarla más, porque hace como un montón que no la tomo, y me parece que no está en mis planes volver a la nutricionista. tengo que pedir turnos con muchos médicos, como de costumbre. tengo que ir a bañarme y a hacer alguna de todas las cosas que dije.
un espejo de Tatiana Julia Verrastro Slaibi - 18:54
sábado, 19 de julio de 2008
y pese a todo vuelve la mañana.
parece que no había dicho muy bien que digamos cuando dije he dicho un post atrás.
no quedará otra que levantarse, y seguir cantando.
un espejo de Tatiana Julia Verrastro Slaibi - 05:25
jueves, 17 de julio de 2008
tonta.
me molesta mucho muy cuando por determinadas circunstancias termino haciendo, ofreciendo y proponiendo cosas sin pensarlo demasiado y después cuando lo pienso me doy cuenta de que no, de que en realidad no tenía ganas, y me molesta mucho muy mucho más, cuando eso que dije y que no tenía ganas ocurre para un día que cuantas menos cosas que no tenga ganas que sucedan, sucedan, mejor. he dicho.
un espejo de Tatiana Julia Verrastro Slaibi - 16:09
martes, 15 de julio de 2008
lunes, 14 de julio de 2008
miedo de morir antes de saber vivir.
la hondura que no ahoga
la risa que perdura
la confianza que entrega.
mi seguridad es falsa,
la lanza abrió un costado.
detrás de esta máscara hay una chica asustada.
un espejo de Tatiana Julia Verrastro Slaibi - 10:07
jueves, 10 de julio de 2008
Había una vez un hombre, que no se parecía a los hombres normales. Medía casi 2 mts. y medio de alto y estaba totalmente hecho de almohadas esponjosas de color rosa; sus brazos eran almohadas, sus piernas eran almohadas y su cuerpo era una almohada. Sus dedos eran pequeñas almohaditas y su cabeza era una gran almohada redonda. Los ojos eran como dos botones y su boca era grande y sonriente. Hasta se le podía ver los dientes, que también eran pequeñas almohaditas blancas.
Bien, el Hombre Almohada tenía que verse suave y seguro porque su trabajo era muy triste y difícil...
En los momentos en los que alguna persona estaba muy triste porque había tenido una vida atroz y sólo quería terminar con ella; sólo quería quitarse la vida para así deshacerse del dolor, con una hoja de afeitar, con una bala, inhalando gas, o saltando de algún lugar muy alto... Exactamente en ese momento, El Hombre Almohada lo encontraba, se sentaba a su lado, lo abrazaba suavemente, y le decía: -"Espera un momento"- y extrañamente EL Hombre Almohada volvía el tiempo atrás, cuando esa persona era apenas un niño y la vida horrorosa que iba a tener aún no había empezado.
El trabajo del Hombre Almohada era hacer que ese niño o esa niña se suicidara, y así evitar los años de dolor que los llevaría, de todos modos, al mismo lugar: frente a un horno, frente a una pistola, frente a un lago. -"¡Pero nunca escuché de un niño suicidándose!"- podrían decir. Bueno, el Hombre Almohada siempre sugería que lo hicieran de una manera que se viera como un trágico accidente: les mostraba el frasco de pastillas que se veían como caramelos, les mostraba el lugar del río donde el hielo era más frágil, les mostraba la bolsa de plástico que no tenía agujeros para respirar y exactamente cómo ajustarla...
Pero no todos los niños querían seguir al Hombre Almohada. Hubo una niña, muy alegre, quien realmente no creyó cuando éste le dijo que su vida podría ser horrible, que su vida sería así... Entonces lo echó y el Hombre Almohada se fue llorando a mares.
A la noche siguiente la niña escuchó un golpe en la puerta de su habitación y dijo -"¡Andate Hombre Almohada, te he dicho que soy feliz, siempre he sido feliz y siempre seré feliz!"- Pero no era el Hombre Almohada. Era otro hombre y su mamá no estaba... Tiempo después ella se puso muy triste, y cuando tenía ventiún años y estaba sentada frente al horno a punto de suicidarse, le dijo al Hombre Almohada: -"¿Por qué no trataste de convencerme?"- Y él le respondió -"Traté de convencerte, pero eras demasiado feliz"- Y la niña, mientras encendió el gas, gritó lo más fuerte que pudo: -"¡Yo nunca he sido feliz!"-...
Cuando el Hombre Almohada tenía éxito en su trabajo, un niño moría de forma horrible. Y cuando el Hombre Almohada no tenía éxito, un niño tendría una vida horrible, crecería, sería un adulto que tendría una vida horrible, y moriría de forma horrible. Por esta razón, el Hombre Almohada lloraba todo el día.
Fue así que decidió hacer su último trabajo: cargó una pequeña lata de nafta y fue hasta un hermoso arroyo que él recordaba de cuando era niño. Cuando llegó, se sentó bajo un árbol y descubrió que a su alrededor había un montón de juguetes; un autito, un perrito de juguete y un kaleidoscopio. Cerca de allí había una casa rodante y el Hombre Almohada escuchó la voz de un niño que decía: -"Voy a salir a jugar, mamá"- y la mamá dijo: -"No vuelvas tarde para tu merienda, hijo"- "No, mamá,"- respondió el niño. El Hombre Almohada escuchó pasitos que se acercaban.. Pero no era un niño, era un pequeño Niño Almohada que dijo: -"Hola"- y el Hombre Almohada dijo: -"Hola"-. Los dos se sentaron bajo el árbol y jugaron un rato con los juguetes... El Hombre Almohada le contó sobre su trabajo triste y los niños muertos. El pequeño Niño Almohada entendió enseguida , porque él era un niño muy feliz, y sólo quería ayudar a la gente... Y sin decir una palabra más, el Niño Almohada se echó encima la lata de nafta y el Hombre Almohada le dijo -"Gracias"-, el Niño Almohada dijo:-"No hay problema. Le contás a mi mamá que no voy a volver a tomar el té"- y el Hombre Almohada dijo mintiendo -"Sí, por supuesto"-. El Niño Almohada encendió un fósforo, y el Hombre Almohada se sentó allí viendo como el niño se quemaba. El Hombre Almohada, empezó a desvanecerse y lo último que vio fue la boca feliz y sonriente del Niño Almohada. Lo último que escuchó fue algo que ni siquiera había contemplado: los gritos de cientos de miles de niños a quienes él había ayudado a suicidarse, volviendo ala vida y teniendo que seguir adelante con sus frías y desdichadas vidas porque él no había estado allí para prevenirlos.
Hasta escuchó los gritos de sus muertes, tristemente autoinflingidos, que esta vez, claro, iban a tener que cometer solos.
un espejo de Tatiana Julia Verrastro Slaibi - 17:34
miércoles, 9 de julio de 2008
sábado, 5 de julio de 2008
miércoles, 2 de julio de 2008
para qué tanta vuelta si ya me lo decía una de las primeras canciones que se hizo mía.
y canta.
si algún golpe de suerte
a contrapelo
a contra sol,
a contraluz,
a contravida
te vuelve pájaro que quiebra el vuelo o te revuelca con el ala herida.
y hay tanto viento para andar las ramas
tanto celeste para echarse encima
y pese a todo vuelve la mañana
y esta el amor que su milagro arrima.
¿por qué caerse y entregar las alas?
¿por qué rendirse y manotear las ruinas?
si es el dolor al fin quien nos iguala
y la esperanza quien nos ilumina.
si algún golpe de suerte
a contrapelo
a contraluz,
a contraflor,
abrí los brazos y tragate el cielo
sentite fuerte y empujá hacia arriba.
un espejo de Tatiana Julia Verrastro Slaibi - 01:18