que qué.
vengo a decir que no sé qué decir.
que el timbre no andaba y después de una hora de pararme cada cinco minutos y desarmar la mitad de la oficina, salir por la ventana del primer piso y hacer teatroaéreo para pelar un cable nos dimos cuenta de que el timbre estaba desenchufado,
que el teléfono no andaba desde la semana pasada y después de llamar quichicientas veces para que vinieran a arreglarlo, probar con otros aparatos y resignarnos nos dimos cuenta de que estaba silenciado,
que no sabía hacer un trabajo y después de mandar muchos mails, desesperarme porque cómo puede ser que no sepa justo eso y escribir dos hojas enteritas diciendo que no sé de qué me está hablando me di cuenta de que está todo en el capítulo ese que tenía abierto arriba del escritorio,
que estoy redactando mails y trabajos y post y en todos me pasa que repito una palabra de la última estructura de una oración en la primer estructura de la siguiente y entonces me la paso buscando sinónimos,
que acaba de venir una persona a dejar algo y volvió al rato porque no sabía si tenía que cobrar o no y me dio gracia,
que tengo un dolor de cabeza muy muy muy grande que no sé de dónde viene y me parece que en cualquier momento me desmayo,
que sí loco, soy disponible, y si eso se traduce en entregada, allá vos.
1 comentario:
los timbres siempre suenan pero los escuchamos como queremos.
como la disponibilidad, no?
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