de cómo se puede extrañar algo que no se tuvo nunca.
Había una vez hace muchos muchos años, unos abuelos que tuvieron un tío: Julio. El tío era lindo, y era el mejor alumno de la escuela también. Después de un tiempo, los abuelos tuvieron una mamá. Se querían mucho, y a todos les gustaba comer helado y jugar juntos. A mamá, por más que el tío la molestara, le gustaba tener un verano descalzo y rubio, y alguien que le pusiera a los Beatles en los oídos, por más que no supiera bien de que se trataba. El tío estaba terminando la secundaria, después del colegio iba a empezar a trabajar en el taller de los abuelos. Tenía una novia buena, y estaba organizando su viaje de egresados. Un día se fue a tomar el tren para ir a clases.
El abuelo estacionó el auto en la puerta de la casa, y lo recibió mamá. "Papá, Julio se murió", le gritó desde la ventana. Mamá no entendía bien lo que estaba diciendo, y el abuelo pensó que era una broma. Pero después todos lloraban mucho. Ese día se formó un mar que se riega todo el tiempo con las lágrimas de todo lo que habrían podido ser. El abuelo estaba tan pero tan triste que quería ir a acompañar al tío, pero mamá le dijo que se quedara, y al abuelo le costó mucho, siempre tan para todo el mundo, siempre tan contento afuera y tan triste adentro, siempre tan mío, siempre tan inocente. A la abuela también le costó mucho no acompañar a Julio, pero las cosas de la abuela pasan más adentro, ella tiene todas sus lágrimas guardadas en una cajita en el pecho, ahí al ladito del corazón; lo de ella no se notaba tanto, siempre tan correcta, tan rubia, tan ojos celestes. Un día enterraron a Julio y siguieron adelante con sus vidas.
Julia ya era grande. Ella nació en julio, y mamá le había puesto ese nombre por él. Sobrina y tío nunca se vieron, pero ella lo extraña. A Julia se le hacen nudos las gotas que recorrieron la cara de mamá ese día que por primera vez la vió llorar por él. Se le hacen nudos todas las veces que el abuelo le dice Julio a alguno de sus nietos. Hasta los ojos color cielo de la abuela se le hacen nudos. Esa vez hace diez años que le fue a llevar flores. Esa foto de su tío que guarda a escondidas. Julia se hace toda nudos por alguien que nunca conoció. Julia no sabe si cree en el cielo, en la reencarnación o en qué. Pero Julia quiere creer. Un día se va a ir lejos, y por fin va a ver esos ojos, y toda esa agua desparramada por el suelo se va a transformar en sonrisa y en un abrazo infinito, eterno.
2 comentarios:
esto no era para leer un domingo...
besos de agua!
A gente de por ahi tambien se le hacen nudos...
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