jueves, 21 de junio de 2007

Hoy me quedé despierta hasta tan tarde que fue temprano. Estaba haciendo uno de esos odiosos trabajos facultativos que uno tendría que hacer cuando lo dan y dormir en paz, pero que realiza la noche anterior a la fecha de la entrega. En este estado (de somnolencia a más no poder), por momentos, me olvidaba de muchas cosas. Me olvidaba que él estaba del otro lado del mar. Que lo nuestro había terminado. Que ustedes dos nunca se conocieron. Que todavía no me había hamacado. Que hace mucho que no veo ni al sol ni a la luna. En vidas que duraban instantes, lo tenía todo: no existía ningún, ningún te extraño.

Creo que, por un segundo, fui feliz.

2 comentarios:

Marco Pollock dijo...

El truco está en lograr que ese segundo se perpetúe.

Tatiana Julia Verrastro Slaibi dijo...

el problema es que ninguna de esas cosas va a pasar. al menos por el momento... tampoco es cuestión de vivir en una ilusión.