domingo, 26 de agosto de 2007

ustedes y nosotras. (vos y yo).

nosotras...
Y que razón tiene, eso es lo errado, no aceptar nuestra condición de mujer, de muñeca sentimental, ¡qué se le va a hacer! ¿Pero por qué tanto temblor del corazón? Ay, qué tedio, ser tan sensible, o tan sensibilera. Por qué no ser de piedra, como los hombres. Pero es inútil querer imitarlos. Nos tenemos que conformar con envidiarlos.

y ustedes.
Tan fuerte, tan aguantador, claro, porque vive desde que nació -yo creo- metido adentro de esa caparazón, adonde no llegan ni las balas. ¿Y de que será esa caparazón? Vaya a saber, pero ¡ah, ahora sé! es como un cajón de muerto. Y por eso no siente nada, porque está muerto. Y en su cajón está solo y comodísimo. Y tanto que se jacta de que él es todo sentimientos.



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