jueves, 22 de mayo de 2008

para esto vivo. por esto, febrero.

VAMOS PAYAS!!!!!!!!!!!!!!
Queridísimos amigos:
No voy a hablarle a los payamédicos que conocí en el mes de febrero. Voy a hablarle a todas esas personitas hermosas que se ponen a veces el payatraje y salen al ruedo.
En los últimos dos meses tuve dos veces internado a mi hijo. Cómo ya les conté, se sufre MUCHISIMO en esa situación. Por esto les escribo, para recordarles el hermoso trabajo que están haciendo y para el que se están preparando. Sigan amigos, sigan por ese camino que hay mucha gente escondida en los hospitales que nos necesita, y, me atrevería a decir que nos necesita tanto a nosotros como a los médicos o a los medicamentos.
Cada vez que recibo un mail de alguno de ustedes se me caen muchas lágrimas, porque los extraño muchísimo y porque me siento muy triste sabiendo toda la gente que puede estar necesitándome y yo no puedo ir. Sé que mi hijo también me necesita, pero hay otros que no tienen una mamá o un papá o un alguien que los acompañe como ellos necesitan.
Sigan cada día con más fuerza vistiendose de payamédicos, porque seguramente (y por suerte) no puedan sentir lo que la persona internada siente cuando los recibe, lo mismo que las personas que acompañan a ese enfermo, y los médicos y enfermeros que día a día ponen el pecho a tanto dolor y para el que la universidad no los prepara.
Cuando lleguen a ver al paciente, vean también a su mami o su papi o quien esté con él, ya que también esa persona está muy muy muy triste.
En la última internación de mi hijo pude sentir algo que nunca había sentido. Al entrar al sanatorio, después de caminar dos o tres cuadras, me dí cuenta que mundo distinto hay ahí dentro y cómo uno se transforma y se adapta a ese nuevo mundo doloroso cuando entra. Por eso, dejen sus penas afuera cuando pongan un pie en la puerta del hospital, no las echen del todo ya que son parte de nuestras vidas, pero que los esperen en la puerta para que no puedan empañarle la alegría que necesitan para los enfermos y sus flias.
Los quiero mucho amigos, y esto es muy raro, como le dije a Gra en otro mail, sí se puede aprender a querer a alguien con compartir solamente un mes de nuestra vida, ya que ese corto tiempo es tan tan intenso que entre nosotros nos fuimos sacando todas las capas que traíamos puestas y pudimos conocer el corazón del otro.
Los quiero y extraño mucho, ojalá podamos vernos en algún taller del segundo cuatrimestre.
Besos y abrazos
Caro

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